Mi paso por la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) para un curso de especialización fue una experiencia con dos caras muy marcadas. Por un lado, tuve la fortuna de compartir aula con excelentes profesionales, quienes con sus conocimientos y experiencias enriquecieron las clases. El profesor, un experto en el área, guio el aprendizaje con profesionalismo y pasión, haciendo de las sesiones un espacio de verdadero crecimiento intelectual. Sin embargo, la decepción llegó al descubrir las graves falencias institucionales que empañaron por completo lo positivo.
Un Incidente Sin Resolución y la Inacción Institucional
El primer golpe llegó de la manera más inesperada: un choque en el estacionamiento de la universidad. Mi vehículo sufrió daños considerables, y lo que esperaba fuera un proceso de apoyo y resolución por parte de la institución, se convirtió en una cadena de obstáculos e indiferencia.
A pesar de contar con un sistema de cámaras de seguridad, la universidad dilataba la entrega de la grabación del incidente. Tras solicitar formalmente el video, la respuesta del jefe de seguridad fue entregarme, luego de varios días y sin ninguna gestión de su parte, dos simples capturas de la persona que causó el daño. Esta inacción protegió al responsable y me dejó en una situación de desamparo, demostrando una clara falta de interés por el bienestar y seguridad de sus estudiantes.
Un Curso sin Validez y la Falta de Transparencia
La segunda y más grave decepción fue descubrir que la institución no contaba con el aval del Ministerio de Trabajo para registrar el curso en el Sistema de Cualificaciones Profesionales (SETEC), lo que imposibilitaba su visualización en la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). Este requisito básico, que incluso las pequeñas empresas de capacitación cumplen antes de ofrecer sus cursos, brillaba por su ausencia en una institución de la envergadura de la UEES.
Habíamos invertido una cantidad considerable de dinero y tiempo con la promesa de obtener una certificación válida y la experiencia de estudiar en un entorno universitario de alto nivel. En lugar de eso, recibimos un registro sin validez oficial y sin reconocimiento por parte del Senescyt. La institución, al verse acorralada, intentó salir del paso con una solución improvisada que no resolvía el problema de fondo.
La Búsqueda de Soluciones Fuera de la UEES
Ante la falta de respuesta y la nula voluntad de la UEES por subsanar su error, me vi en la necesidad de acudir a otra institución para obtener la certificación que buscaba. Esta experiencia me dejó un sabor amargo y una profunda decepción.
Una Institución que no Practica lo que Predica
La UEES se presenta como una institución de prestigio, con altos estándares de calidad y comprometida con la formación de profesionales de excelencia. Sin embargo, mi experiencia demostró todo lo contrario. La falta de transparencia, la inacción ante problemas graves y el incumplimiento de requisitos básicos evidencian una gran brecha entre el discurso y la realidad.
Reflexión Final: El Abuso de Poder y la Responsabilidad Institucional
Instituciones de la envergadura de la UEES no deberían aprovecharse de la confianza de sus estudiantes. Es inaceptable ofrecer cursos sin la debida acreditación y luego intentar minimizar el problema con soluciones improvisadas que no cumplen con las expectativas ni las necesidades de los alumnos.
Mi experiencia en la UEES me ha enseñado la importancia de investigar a fondo antes de invertir tiempo y dinero en una institución educativa. Es fundamental asegurarse de que cumple con los requisitos legales y que realmente ofrece lo que promete.
Espero que mi testimonio sirva como alerta para otros estudiantes y como llamado de atención a la UEES para que revise sus prácticas y asuma su responsabilidad con la formación de profesionales de manera ética y transparente.
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